miércoles, 2 de septiembre de 2009

Horno Microondas: engendro del demonio.

Creo que me van a dar un premio, ya que debo ser la única persona que no tiene microondas en casa. Empecé a conocer el sabor y textura especial que adquieren los alimentos salidos del microondas gracias a los bares. Vaya chollo para el barero: "me compro un microondas y ya no tengo sobras en el bar" La gente de a pie fue entrando rapidamente al trapo a medida que aquel truculento invento fue poniendose al alcance de sus bolsillos. Cuando me servían tapas del microondas notaba que quemaban de una forma exagerada por fuera, manteniendose más tibias en su interior. Me interesé por el proceso de funcionamiento de uno de aquellos aparatos y quedé anonadado al descubrir que los alimentos se calientan al ser bombardeados por ondas electromagneticas que producen una microvibración, haciendo que sus moléculas se froten entre sí produciendo el calor. No hace falta entrar en precisiones mayores para deducir que esas achicharradas moléculas sufriran cambios importantes en su estructura, morfologia y propiedades. O sea que estamos poniendo el grito en el cielo porque las antenas de telefonía pueden causar daños al organismo, y por otra parte, ya no acercamos sino que introducimos dentro de un aparato bombardeador de ondas electromágneticas los alimentos que luego vamos a ingerir; nuevamente el mundo al revés.
Aparte de explicaciones más o menos cientificas, ¿para que se usa en verdad el Microondas? la verdad es que afortunadamente la mayoría de la gente solo usa el aparato en cuestión para calentarse la leche y así evitar ensuciar un perol más de la cocina. Pues al loro my friends porque yo prefiero utilizar el lavavajillas y dejar exentos de radiación los alimentos que diariamente ingiero.

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